Otro de los controles básicos de una cámara, para limitar la luz que recibe el sensor, es el obturador. El obturador consiste en un mecanismo que nos permite decidir la velocidad de disparo, abriéndose y cerrándose el tiempo exacto que precisemos y permitiendo que el sensor quede expuesto el tiempo suficiente para que la imagen quede correctamente expuesta.
Hay diferentes modos de elegir la velocidad de obturación, en algunas cámaras tenemos una ruleta en la parte superior que según la vamos girando determinamos la velocidad, en otras cámaras accediendo al menú interno, que podemos ver en la pantalla LCD situada en la parte posterior, también podemos elegir el tiempo que permanecerá expuesto el sensor y, por último, tenemos la opción del panel de control, situado en la parte superior de la cámara, en el que podemos ver las configuraciones que tenemos en ese momento establecidas en la cámara. Las cámaras que poseen este panel de control, generalmente tienen, un par de centímetros más abajo, una ruleta o disco que a medida que lo giramos se va modificando la velocidad de obturación, cambio que podemos ir viendo en el propio panel.
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Ruleta en la parte superior de la cámara | Panel de control |
Cuando regulamos tanto la velocidad de obturación como la abertura del diafragma conseguimos que el sensor reciba la cantidad exacta de luz para obtener una exposición correcta. Ambas son directamente proporcionales, es decir, si abrimos el diafragma un paso, es decir, al sensor le entra el doble de luz, debemos aumentar la velocidad de obturación también en un punto, compensando de esta manera la exposición y consiguiendo que la cantidad de luz que obtenemos sea la misma.
Imaginemos que con unos valores de 1/125 (velocidad de obturación) y F11 (diafragma) obtenemos una exposición correcta de una determinada escena, si modificásemos, por ejemplo, la velocidad a 1/30 (más tiempo que el sensor queda expuesto a la luz) debemos corregir el diafragma en tantos pasos como lo hemos hecho con la velocidad (siguiendo la tabla que tenemos debajo), en este caso 2, colocaremos entonces F22 (cuanto mayor es el tiempo menor cantidad de luz que debemos hacer llegar al sensor).
¿Qué elegir?
¿A que obedece que variemos estos parámetros? En cuanto al diafragma, para que consigamos más o menos profundidad de campo según nuestra elección y en cuanto a la velocidad de obturación puede deberse a efectos que queremos producir en nuestras imágenes, como puede ser, parar el movimiento o al contrario, reflejar en una sola fotografía un movimiento prolongado como pueden ser las estrellas cuando la tierra gira o el correr del agua en un arroyo, las posibilidades son muy variadas.
El obturador de plano focal
Hay dos tipos fundamentales de obturadores: “el obturador central” y el de “plano focal”. El primero, llamado también obturador de objetivo (o entrelentes), está situado dentro del propio objetivo, y se incorpora en las cámaras de formato medio y en los objetivos de las cámaras de gran formato.
El obturador más usual y, por otro lado, enormemente perfeccionado, es el de plano focal. Éste consiste en dos láminas o cortinillas que pasan una detrás de otra delante justo del sensor; por eso se llama de “plano focal”. En el momento de enfocar, la primera de las cortinillas está cubriendo el sensor para que no pase la luz, la otra aguarda en un lateral. Al apretar el disparador, la cortinilla que tapa el fotograma se desplaza para dejar paso a la luz, el tiempo que hemos indicado en la cámara, a continuación, la segunda cortinilla se va moviendo hasta tapar la luz que llega al sensor, y reuniéndose con la primera cortinilla en el otro lado.
La velocidad con que se mueven las cortinillas es constante, pongamos la velocidad que pongamos. Lo que varía es la abertura entre ambas, que es lo que condiciona el tiempo de exposición.
Lo mismo que los diafragmas, la secuencia de tiempos es estándar:
El doble o la mitad de luz
Cada paso significa el doble o la mitad de luz. Así, 1/15 deja pasar el doble de luz que 1/30 de segundo; 1/60 deja pasar la cuarta parte de luz que 1/15. La posición “B” (Bulb) deja abierto el obturador mientras se mantiene apretado el disparador de la cámara. En definitiva, el tiempo de exposición es el que nos permite “congelar” una acción o captar el movimiento en una sola fotografía. A 1/125 podemos detener el movimiento de una persona y, sin embargo, a 1/30 veríamos la estela creada por esa misma persona, todo lo que ocurra en ese 1/30 de segundo quedará plasmado en la fotografía ya que es el tiempo durante el cual el sensor queda expuesto a la luz.
Una de las técnicas que se utilizan para fotografiar un objeto en movimiento es el barrido. En un barrido entran en consonancia varios aspectos, el primero es la práctica, pues para llegar a un resultado satisfactorio, deberemos primero hacer pruebas para llegar al final deseado. Es importante saber que para hacer una buena fotografía en un barrido, deberemos seguir el movimiento del objeto desde el principio hasta el final , incluso posteriormente a haber hecho la fotografía. Otro aspecto a destacar es la velocidad de obturación, pues para obtener esa sensación de velocidad deberemos utilizar velocidades de obturación lenta, para que ese fondo de la imagen aparezca con ese desenfoque de movimiento.
La velocidad de sincronización
Cuando debido a las condiciones de iluminación necesitamos utilizar un flash, debemos tener cuidado en poner una velocidad en la cámara que sea igual o menor a la “velocidad de sincronización”. ¿Qué significa este término? Como hemos explicado antes en el movimiento de las cortinillas del obturador, existe un momento en el que el sensor queda expuesto a la luz, momento en el que se plasma la fotografía y es también el instante en el que el flash se dispara, es cuando el fotograma está totalmente descubierto por las cortinillas. Eso sucede en la mayoría de las cámaras a 1/200 o 1/250 seg., en otras a 1/180 seg., depende exclusivamente de la cámara y no del flash. Si disparamos a una velocidad mayor, antes de que la primera cortinilla llegue a su posición final, la segunda ya ha comenzado a moverse, por lo que la exposición se realiza a través de una pequeña rendija y sólo se impresionará parte de la película, que es la que coincide con el disparo del flash y el paso de la cortinilla del obturador. Son esas fotos en las que sólo una parte está expuesta y el resto queda negra. Casi todas las cámaras incorporan una posición “B”, que significa que el obturador sigue abierto mientras apretamos el disparador y algunas cámaras también tienen una posición “T” (tiempo), en la que el obturador se abre cuando accionamos el disparador y sólo se cierra cuando volvemos a apretarlo.
Caso práctico
EJERCICIO. Todo esto está muy bien, en cuanto que es “imprescindible” para llegar a dominar nuestra cámara y saber desenvolvernos en determinadas circunstancias para que los resultados sean óptimos, pero, en definitiva, la fotografía es practicar, practicar y practicar. Por ello, os propongo un pequeño ejercicio, para ver cómo realmente afecta a una fotografía la variación de la velocidad de obturación, haréis lo siguiente:
Paso 1. Colocar vuestra cámara en Modo de exposición Automático. En algunas cámaras viene indicado con la letra P, en otras viene como , debéis mirar en el manual de vuestra cámara cual es vuestra opción.
Paso 2. Anotar los parámetros de velocidad de obturación y diafragma que nos indica la cámara, podemos verlos en el panel de control de la parte superior de la cámara. Si queréis podéis hacer una fotografía. Este paso nos sirve como orientación para saber cuales son los valores que nos darían una fotografía “correctamente” expuesta según nuestra cámara. No es 100% fiable porque la cámara determina unos valores según unos programas preestablecidos que pueden garantizar una correcta exposición en la mayor parte de las situaciones, pero, como hemos dicho, para orientarnos nos sirve perfectamente.
Paso 3. Ahora debemos seleccionar el Modo de exposición Manual. Independientemente de los valores que nos indique, nosotros deberemos introducir los que nos mostraba el modo automático, en nuestro caso 1/500 – f/2.8. Bien, si antes no hicimos la fotografía ahora debemos hacerla, no hace falta que quede bonita, simplemente nos fijaremos en la exposición. Dentro de nuestra experiencia, podemos afirmar que ha salido bien, la cámara nos ha guiado y nos afirma que esta es una buena exposición.
Paso 4. Llega el momento de ver cómo actúa la velocidad de obturación. Variaremos en la cámara este parámetro a digamos 1/30 de segundo, eso son 4 puntos más de luz, si hiciésemos ahora la fotografía seguramente veríamos todo blanco, para compensar esto ¿qué deberíamos hacer? … muy bien!, reducir en 4 puntos también nuestro diafragma, consiguiendo que a nuestra cámara le llegue la misma cantidad de luz, en nuestro caso f/11. Es simple, si reducimos la velocidad de obturación le está entrando más luz a nuestro sensor y para compensarlo cerraremos nuestro diafragma para limitar esa cantidad, ¿cuánto? tantos pasos como hayamos variado la obturación.
Hacemos la foto, si todo va bien, la exposición será la misma. La exposición sí, pero que ha pasado con los objetos en movimiento, en nuestra anterior fotografía todo salía estático pero, ahora, cualquier objeto en movimiento habrá dejado una pequeña estela tras de sí. Este es el efecto que provoca nuestro obturador a velocidades lentas. Si nos encontramos en un lugar donde todo permanece estático, como puede ser nuestra habitación, no percibiremos variación alguna. Si este es tu caso, intenta en este paso fotografiar por una ventana el tráfico o cualquier objeto que se mueva.
Como ya hemos dicho, en fotografía, es esencial conocer como influye en una imagen tanto la velocidad de obturación como el diafragma y como se relacionan entre sí. Por ello, te invito a que practiques hasta que te familiarices con los resultados.